Cargo el cincel de alabastro
con afanosa reserva,
cogido del plano celeste…
Espontáneo nacimiento del pulso,
que despliega su escultura silente
en el tálamo resplandeciente
de nuestra cósmica sintonía…
Irreductible,
su onda expansiva,
prolonga el brillo de los espejos
sobre los prados puros del alma…
Desnudos,
nacemos a la luz
como remanso albino
de tornasoladas aguas…
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