Me descalzo la sombra ante la voz del viento
que me susurra su empeño, siempre joven;
sitiado por tu figura;
embebido de tu silencio,
cepa cósmica que le empuja
a colisionar con mi horizonte…
Recio,
fulgura el instinto;
su partitura febril me envuelve la lengua
que, colmada de fascinación,
procede a naufragar en tu melodía…
Me compone la simetría de luz perenne
que te comprende
y me agita en su tono mayor;
resonancia y magnitud...
Repiquetean las piedras del sol,
ante el increíble brote azul que le provees
y que dirige su inclinación,
fundiéndolo a sus noctámbulas redes…
No hay comentarios:
Publicar un comentario