Grabas en mi sangre
la eléctrica línea argumental
de tus parpadeos…
Su carga instintiva
es un baño de misterio,
soplo que inunda mi aire
y ahuyenta mis pájaros oscuros,
volviéndome piel desvanecida
entre tus dedos…
Precipita tu luz sobre mi lengua
hasta agitar mi pulso,
realza el relieve invisible
de la intacta arquitectura del silencio…
De golpe caigo en tu cielo,
como gota salvaje
que alarga su trayecto
en el éxtasis lustroso
de no caberme la voz al nombrarte,
de perderme en la libertad de tus ojos…
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