Pienso reconocerme
tu captora;
el verso púrpura
que anuda tu alma,
porque tengo la luz de sobra
para
labrar tu lengua
y sembrarla entera de mí
y repletarte de lo que siento…
Me desafías a seguir
propinándome,
termal,
tejiendo sonidos en tu interior;
agua abstracta,
desplazando dimensiones
con la osadía que me discurre
para acaparar, a raudales,
realidades paralelas
que ilustren tu percepción
de lo que somos…
Es tan simple y tan perfecto;
rimar con tus ojos;
encadenar a su silencio,
mi dulzura,
leyéndome, frutal,
agradecida…
Lamo el manjar que anuncias,
sin engaño
y te doy
mis palabras heridas;
todo lo que escribo;
el suelo de mi libertad;
mi entusiasmo
y puedas sostener
este viaje íntimo a tu encuentro,
mientras el clima emocional
nos haga pedazos…
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