Estoy subiéndome al silencio
que vibra encima de toda esta magia
que amasas,
talentoso,
bajo la luz compartida…
Abrumada,
detrás de cada intento,
aíslo el óxido
de su enfoque fallido
y voy hallando,
escabulléndose,
el límite de lo que no entiendo…
A un costado,
el avance tienta al logro,
cuando me toca la sal de tus aguas
y conquistas la dulzura
que estrello
con tu inmensidad declarada
y no hay vuelta atrás…
La envoltura de tus ojos,
suelo primario,
ondea la distancia;
musita el crucial pronunciamiento
al despeñarme al infinito,
alcanzando
el recorrido de los vuelos imaginarios;
la parte del punto
de no retorno,
presumiblemente irrefrenable
para alcanzarnos…
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