Oculta,
latente,
la salvaje dimensión
con la que acabas atrayéndome,
me sitúa tan cerca
de lo que me enseña,
cayéndome del sueño
a tu profundidad…
La elipse espectral
que inunda mi geografía,
va alterando cada átomo y molécula,
haciendo crecer, en cada esquina,
la flor de infinitos colores
que sólo se refleja en tu lengua…
Mi cuerpo flota
en un mar de sensaciones
y estoy llena de ganas
de quebrantar lo sabido;
de ser la vestal
de tu doctrina revolucionaria
que rescata cada estallido,
como el origen de lo que ignoras…
Y soy
el fenómeno que brota
del tacto asertivo de tu carne;
la norma que describe
la teoría de las almas;
la turbulencia que, a lo sumo,
finge ser parte
de su contienda temprana…
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