Me caes sobre la frente,
como un puñado de estrellas;
con la dócil levedad que embebe la pausa
ataviada de la arquitectura minuciosa
de tu lengua…
Tus dedos de luz se alargan
abarcando hasta el silencio
y mi sombra se distrae
en tus jardines fosforescentes…
Musitas la serenidad
que obnubila la penumbra
y reconoce mi alma su vértigo fulgente
al desmenuzar los acordes
que concitan todo el resplandor que le ofreces…
Me cobija tu espesura inmaculada,
la silvestre fragancia de tu noche
y con un paseo de ojos claros
desgranas mi silueta,
amoldándola a tu toque,
hasta que la elipse turbulenta
devora la pequeñez vencida…
Los cuerpos reclinados,
en la lógica de terciar el roce,
ascienden en una espiral continua…
Repletas de oxígeno las alas
en la metamorfosis del tiempo;
somos águilas doradas
sobre las cumbres de lo eterno…
TE AMO MI AMOR!!!!
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