Con un quejumbroso
pliego de equívocos
cojea la lluvia
en la torsión de un lamento…
La siembra de soles y rocío
oscurece su letra,
mientras escribe mi nombre
de soslayo,
como negándome su misterio…
Sólo late la tregua
en la ceniza callada
y el antagónico murmullo de la sombra
trepa el silencio que me esconde…
Tras el telón
las tierras nevadas,
su inhóspito atropello,
ven gimotear los sótanos,
embadurnados de olvido…
Océanos desprendidos
de los árboles lunares
golpean mi dedos
y otra muerte me descubre
a orilla de tus labios…
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