Tu lengua de fuego
destila sus gotas ardientes
a través de mis cedazos negros…
La presencia urgente de tus aguas
me hunde a la deriva de tu acento
en conmoción bravía…
Congenia tu universo
y el destello eterno de mis alas…
Me acerca
y aúna imparable tu aliento
y mis secretas ganas…
Apresada
por tu indómito temple
me hallo cautiva
a un costado de tu sombra…
Cercada
por tu amplitud infinita
y la exquisita absolución de tus frutos verbales
-cometas emergentes-
que siempre han enlazado tus azules detalles
y mis ojos pendientes…
Progenitores de futuros que nos saben…
Y no calla el silencio envenenado
que con tus labios oceánicos
han empapado mis sentidos…
Desde el centro de mi voz
-de tu nombre raíz-
no puedo ni quiero
dejar de cantarte mi Amor
sin fin…
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