Multiplicado el espacio de mi aire
-extenso respiro-
amplificado al máximo el silencio
con él fundido...
Ya no hay tiempo de dudas…
Ya no hay renglón sin verso
en este camino en fuga…
La vida tuerce el destino,
es el final del tropiezo…
Mis pasos ciegos admiran
su descubrimiento…
Los sueños se abren a llamaradas
y tus ojos son la divina encrucijada,
farolas que iluminan
el Sentimiento que me embarga…
El arrojo del pez contra la corriente
que sin miedo rompe
y muerde las aguas, sediento,
encontrando su Norte…
Y aún su clamor abierto
teje pétreos escalones…
Mas nos une el Cordón de las almas
que se aman sin vacilaciones…
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