Me tomas con la insolencia
que adopta el rayo,
cuando precipita,
de forma abrupta,
inoculando su químico hechizo,
propenso al daño…
La imprudencia se determina
bajo la voz de tu tacto
y otro universo va hilándose,
simultáneo,
mientras tallas mis negruras,
penetrando los estados del espíritu,
poblado de preguntas,
donde tiendo a enzarzarme
en una gresca con tu lengua,
perfilando la escena
de una serie escalofriante…
La luz bracea cada episodio
que me encuentra analizándote,
bajo el influjo indómito
de la poesía
y logro trenzar la persuasión
que no me suelta de tu mirada,
cuando tu esplendor fulmina
mis antiguas maneras
y reverbera la pasión
de una parrilla energética
que no defrauda…
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