Supón
que las líneas de tu lengua
y su brillo anatómico,
completan
la intrusión que palpo y saboreo;
el extravío de su corporalidad
ante la presunción de ir por más
que no discuto…
Tu rastreo y exploración,
al enclavarme a su anillo atómico,
prueba que la mira del punto
se manifiesta
con la agilidad gratuita,
frotándose,
a gustito,
en mis aguas verbales,
alcanzando, de lleno, la supernova…
La clausura de los miedos
forma la concatenación
hacia ese instante prodigioso
y estaría loca,
si abandono esta senda vibratoria
que ya cultivo,
acercándome más a tu piel
y no despertar
la cúspide de un nuevo sentido;
la amenaza y el reto,
sólo por pretender que no eres
lo que siempre he querido…
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