Tu mirar me comprende,
enteramente;
su panorámica de brillos
me tatúa los esquemas astrales,
mientras una vorágine absoluta me disuelve y engulle;
un ritual de estrellas, untándome toda…
Acudes
por encima de la sombra
y tu simiente repartida me estremece,
como recién la luz,
filtrándose en mi cuarto;
fiebre de amaranto,
bebiéndose el instinto florecido del alma…
Eres la noche sedienta para mi luna de agua;
hervor creciente que empaña las vidrieras;
suspicacia hecha brote;
amalgama predilecta de mis pulsiones…
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