El aleteo de mis pestañas,
a lo largo del silencio,
halla el unísono de tu alma…
La sinfonía del éxtasis empapa
el despliegue sensorial
que nos envuelve
y ruboriza las alfombras celestes
con su más dulce episodio…
El tiempo se rompe
y emerge danzando en tu ojos
el furor cromático
que pinta el deseo a tu medida
y me incita a dejarme fluir
sobre tus tierras doradas…
El acorde intrínseco se revela como savia,
circulándonos alma y cuerpo,
despertando el resplandor boreal
que nos hace abarcar todo lo eterno…
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