Tenderme en tus orillas,
cuando avizoro la ascensión del silencio,
es ver brotar alucinantes arpegios
en los solares de lo índigo…
Encender el aire
y meterme dentro,
mientras suspira la noche
por verme contigo…
Me produce tal sobresalto
que se me abre la voz y el pecho
y la musa se me declara
empapada de luz,
derramándose en el azul perpetuo
de una ráfaga dual…
Como un pellizco mortal,
brotado de mis dedos,
descubro la temática del agua…
Manso y prolijo
se escapa el líquido mensaje,
agitador de mis sueños…
Párpado estival que acicala
la energía pura del espíritu
desde su nacimiento…
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