Un trago de luz
se hace tu nombre en mi boca;
se acomoda febril,
tembloroso,
lamiendo el torrente que brota
espontáneo de mi lengua…
Impulsivo se mueve y me rodea;
perpetúa el timbre de tus ojos
que resuena,
como estruendo vertical,
remeciéndome toda…
Te internas en mi sombra
y en tu calor aletean mis pupilas,
destilando la oblación sensitiva
del silencio…
Una turba de cometas
abre el cajón de la noche
y su cósmica artesanía
prende a mi aliento
la más azul de las horas…
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