Es tu lengua un vitral sinfónico
que transparenta su ideario y sus tatuajes;
un paneo simultáneo de luz y percepción
que me enseña el diario de tus ojos,
como un ritual de sincronías…
Activas el péndulo instintivo
con infalible resultado
y relucen los sitiales de la pericia
que ven conjurados sus vórtices
en tu frecuencia…
Carnosos los silencios,
en curva de luminiscencia,
me envuelven, suavemente…
Soplan a favor de las horas
disueltas en el umbral multicolor
que se atreve a embarcarme en la euforia…
El frenético discurso de la rosa
se abre a tus óleos febriles;
tus trazos reverberan
y amarran a mi propia lengua
sus matices…
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