Proferido el insaciable sortilegio de tus ojos,
los suspiros se proclaman inmutables;
se sueltan las sombras
y se apaga el trono del tiempo;
prendes a mi aire el vértigo del girasol;
el rubor imantado del silencio…
Embeberme de ti, es abrir el viento
y alzarme sobre sus líneas impalpables;
escribirme en ellas,
perpetrando la ciudad de los albores…
Un diapasón de luz prolonga el instante;
su vibración continua
me recuesta sobre la noche
y sincroniza mis movimientos,
armonizando las sinfonías mayores…
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