El sol se derrite en tus ojos,
espejando tu silencio de pétalos azules
y yo me deslizo, sinuosa,
por la dulce persuasión
que me convierte poco a poco
en piel de musa…
Se estremece mi voz,
mientras le arrancas la sombra
e inoculas en mi ser
el irisado vaivén de tu saliva…
Desmedida,
me arrojo sobre tu filo poético
y la luz aglutina a tu contacto…
No cabe duda que el impacto
de complacer al infinito,
prolonga en nuestro encuentro
su permanente estallido…
No hay comentarios:
Publicar un comentario