Abres el silencio;
le invades tácito y explícito,
sutil y violento,
con la quietud melódica de un relámpago…
Un tramo alterno al infinito
inunda mi sombra,
haciendo crecer la rama incorpórea
plantada en mi lengua,
como un nido de luz…
Eres la chispa sónica,
excelsa y refinada
que alarga su fragancia evanescente
a través de mis suspiros…
Surco crujiente que alumbra
y pronuncia sin cesar
su brote genuino…
Dualidad que desdobla dimensiones
con sinuosas pinceladas,
vistiendo de a poco mi arena
con las altas mareas del alma…
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