Mis dedos
se confiesan en los tuyos…
Con influjo misterioso adosa
la geografía de tu lengua;
sacude y posa en sus telas
la sed del impulso…
Acrecienta el arsenal de relámpagos,
apostado en la espera…
Y la preñez del silencio da curso
al flujo semántico
de su hipnótica reserva…
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