Al reclinarse la ilusión
y sus máscaras secretas,
me das la opción
de cruzar el cerco transversal de tu silencio;
incorporar el despliegue de mis alas
al descanso corpóreo del que estás hecho
ahora mismo
y asistir el escape del alma,
aferrándome al hálito
con el que emite señales
para mantenerte colgando de mi lengua…
Es tan hermoso sentirme susceptible
a mover espacios interiores;
a encender la alarma del instinto,
como un extracto de la naturaleza,
cuya figura insaciable
se cuela
en la germinación del remolino
que va a cobrarse mis aguas,
agitándolas…
Adormecida la materia;
me mira la esencia
atada a tu encanto…
Me tienes
bajo hipnosis;
en el altercado de tus convicciones,
fluyendo entre textos oníricos
que me hacen sentido
con cada palabra…
La soledad va curvándose ante el roce
del sutil espasmo
que me regresa a lo esencial,
encadenándome a la climatología de los indicios,
mientras retratas,
metódico y desobediente,
lo que no puedes ocultar…
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