Me concentro en buscarte
y trastabilla el intento;
como un efluvio desbordante,
sales del silencio,
inesperado;
me estoy acercando a tu forma más pura
y te vas depositando,
sin contenerte,
con la suavidad del ocaso,
sobre mi piel…
Se desdibuja lo monótono,
porque sabes
encender los fuegos de la noche;
cambiar mi pulso
a tu antojo;
darme a probar lo divino…
Y te hace justicia el aparente caos
con el que llamas mi atención,
ese lenguaje implícito
que escoges
y con el que me impregnas
lo que dices y haces…
Sofocado por el furor
que le subyace,
mi cuerpo saborea la exuberancia
en todos tus niveles;
la secuela que edifica
la significancia de contenerte…
Piedra cantora de tu claridad,
me das y no
y danzo a tu alrededor
con el poder sensorial
de un planeta en construcción…
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