Hay filos que riegan el aire;
fricciones y pellizcos
soplándome los pasos…
Inminentes erupciones
de silencios y palabras…
Todo girando
al unísono…
Parpadean las lunas…
La luz mimetiza
con los vértigos que amarran
reflejo y equilibrio…
Tiembla el intervalo
y cae la niebla
en el predominio de lo transitorio…
En coludido trance de espera,
los colores deshabitados
acrecientan la penumbra…
Los umbrales vítreos se empañan,
mientras el agua
rompe un suspiro agónico…
Me llueve en el cuerpo
y el alma sujeta, con fuerza, el doble espacio
que despeja, nuevamente, mi noche…
Escampan las agujas del tiempo
y el verso imposible
vuelve a beber de tus ojos…
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