Amplifico la melodía luminosa
de este capítulo soñado
que se ha prendido potente
a nuestra historia,
sabiéndome pletórica de tu huella…
Atravieso el vaivén que me recita;
el cimbrar del júbilo
que me arropa con su lozanía
los espejos,
nutriendo mi paladar de luna…
La estación más pura
dulcifica mi sombra y siempre encuentra
tu fúlgido destino,
derramado desde el cielo;
desde el trapecio más alto de la noche
que nombra inagotable mis estrellas…
Ese mágico lugar
en donde acurruco mi respiro
y transcurre colorido mi silencio…
Puedo verte abrazado a mi esencia;
revolverte en el jadeo exacerbado
de tu ombligo,
mientras mis enjambres cristalinos
te abrillantan la lengua…
La incidencia se acicala y regodea
y nosotros envueltos
en la sagrada metáfora de su infinito…
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