Comprendida entre tus ojos y tu lengua
la salvaje geometría de mi pulso
se confiesa…
Un categórico algoritmo
engarza la secuencia dimensional
que transita los colores habitados,
detonando el céfiro relampagueante
que me encandila…
Hilo el anzuelo que me conecta,
con solemne desenvoltura,
a tus olas de giros boreales,
y recojo la serenidad del infinito…
Ese brillo que pende de tu silencio
y cuya bullente audacia
sacia toda estación dormida…
Alumbra y precipita
en torrenciales crepúsculos
tu voz y tu mirada
y sobre la corteza cristalina
prevalecen tus iniciales cinceladas….
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