lunes, 11 de febrero de 2019

Primordial

Me aplico
con ímpetu indeleble
a alumbrar la quietud y el equilibrio
en las entrañas del silencio,
desvestir el espejismo,
y raer el sepulcro de arena…

Sólo basta encaramar un suspiro
sobre la alfombra de estrellas
para ausentarme,
brindándome al instinto
de permanecer flotando,
mientras tu tacto cristalino sacude mi alma
y, a intervalos, borra mi carne,
guiándome hasta el brillo
de una inmensidad sin horizonte…

La avidez aclara,
altisonante,
y tuerce el quebranto su norte…

La sombra distorsiona
y me gotean los dedos,
electrizados,
al fundirse a la espesura sedosa
de tu mirada,
como danza de algas,
que seduce las olas con su meneo alargado…

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