Vigilo con ahínco
los invisibles dedos
que envuelven la desnudez de tu sombra
y vuelvo a poblarme de tu brío;
a empaparme
de la mágica ración de silencio
que te secuestra…
Pompa del sueño
que te preserva en sus ojos,
mientras te miro distante…
Luto de simetrías
de temporal instante…
Me inmolo,
rasgo el intervalo de mi carne
concediendo fusionarme
con la luz que desprendes dormido,
cuya frenética aseveración
me registra
en la geometría del infinito…
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