Me acurruco a la izquierda
del renglón primero…
Al margen de la sombra;
en el punto que enhebra
tu verbo y mi boca…
El aire acrisola
en el sobresalto ingenuo de mi lengua,
cuyo relato incontenible
inmola las cadenas del tiempo…
Iluminas al silencio,
como secreto a la noche
y escoges la nota inextinguible
en el pentagrama sublime del universo…
El curso natural de tus dedos
consigue tatuarse en mi esencia,
frenético y expansivo,
como el pulso de un suspiro
en el cantar de mis letras…
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