Recogen tus prados silentes
el igniscente pulsar de mi espíritu…
Disuasivo
tiras de mi piel
hasta romperme la sombra,
desprendiendo el reloj de mi bolsillo
y las mariposas de mi boca…
Brota la Noche como arcoíris argénteo
desde el cristal de mi alma,
refugiándose en la primavera del sueño
que a ti me mantiene atada…
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