Cruza el brillo de mi sombra
a través de tus sendas lacustres,
logrando que se abran
con brío inefable
las cortinas del silencio…
Me conduce
el suspiro concordante
por perimetrados estallidos
que iluminan mis aleteos vocales…
Tus ojos,
merodeadores del sueño,
recogen el crepitar del infinito…
Y mi lengua en tu sondeo
aclara su tono
deslizando tu respiro…
El genuino motor de mi alma
vibra, certero,
con la mística sinfonía del agua,
cota esencial del universo…
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