Redondeas,
minucioso,
la quietud embelesada,
perfilando con esmero
la fascinación de mi carne…
A raudales
eclosionan los pigmentos
que hacen de la luz
esmalte efervescente…
Tu coqueteo envolvente
me amarra con hilos de luna…
Y admiro esa forma tuya
de inquirir los paisajes del alma:
sextante del silencio
en mis mareas albas…
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