Te intuyo
en el mudo transitar de la sombra;
en el murmullo ciego de las sábanas,
límpido iris del silencio
que acecha el sosiego de mi alma…
Aguardo la Noche
empinando la copa de tu lengua,
embriagada de su néctar enloquecedor…
Me aventuro
a la exhortación de los cuerpos,
prólogo turbulento
de nuestra inmolación…
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