Escarbo el llanto
hasta encontrar la piedra…
Y me suspiran las manos
en tu Luz generosa…
Abres el libro de mi lengua
en la raíz del alma
y emana tu piel torrentosa
en la música de mis palabras…
Su sonido empapa el silencio
y enceguece lo mundano…
Prodiga el plenilunio de tu aliento
la óptica de los astros…
y libera el fuego en mis labios…
Denuncia con invulnerable precisión
la derrota del olvido,
sumergiéndome contigo
en el agua de la ensoñación…
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