Predicha por lo improbable,
persevero,
porque ha de bastar tu esencia
misteriosa
para devastar lo que pondera
la dificultad
de tu compulsión ventanosa…
Me excedo,
cuando alcanzo la pertinencia
y salgo de tu perspicacia
por lo que me das,
lanzándote la atracción flotante
que ha de cosernos la lengua
a la perplejidad más dulce…
Me precipitas,
blandiendo el verso;
privilegiando el riego sagrado,
cuyo filo, ejercido,
como daga
se introduce
en el aquí del ahora
para desatar los pasos del viajante
y su consecuencia insospechada…
Sé que adoras
desplazarte por mi pecho;
circundarme el arrebato
y abatir el enlace
con tu empuje vocal
que reconcilia los alientos…
Entre tantos abreycierra,
la estabilidad se emborracha
y es que tu terciopelo escarlata
agota la presunción
que muerdo
mientras la saboreas, sangrando,
como un enjambre de estupores,
librando los bordes de lo incierto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario