Unta mi lengua
tu lírica pura,
panal repleto de hondura
en cuya ambrosía
regocija mi alma...
Bulle la luz
perfumando la pausa
en la que permanezco desvanecida...
El trazo rutilante
que de tus labios suscita,
resbala por mi silencio
mordiéndome el aire
por dentro...
Vibra mi carne
al roce de tu sonido,
que ondula en mi saliva
su legado infinito...
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