Manas de las cumbres ancestrales;
del fondo de las dunas cristalinas
que sedosas se abren
a tus manos…
Embellece el palpitar cautivo
a labios de tu brote…
Propicias la narcosis esencial
y sobre la cruz de mi silencio
redacta el ígneo misal del infinito…
Con tu fuego verbal
bañas la sal de mi respiro
y mis ávidos espejos,
con tu eterna claridad,
transforman en néctar de poesía
tu reflejo matutino…
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