Desplegarme
en el rubor amanecido
de tus labios
es batirme en la quietud inquebrantable…
Rodar por los ríos verbales
del crepúsculo;
desnudar el vapor de mi silencio
en la exultante revelación del agua…
Nacer en tu mirada,
permanecer unida a la vibración del aire,
cuyas manos invisibles amparan mi suspiro…
Moldearme a tus giros
escribiendo en tu boca el líquido resplandor
que mana del suspiro incandescente
de mi alma…
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