Tu lengua rezuma
un carnaval de cósmicas esporas
que precipita y me penetra
hasta que me estalla dentro tu aroma…
Intuyo el argumento
que has secreteado con mi sombra
para lograr enredarme en tu locura
y ejercer plena dominación del impulso…
Subrayas el verso inconcluso
y mi aire reposa entre tus dedos,
cuya fugaz fricción
anuda el vértice de mi pluma
para acabar blandiendo
la expresión sumisa del alma…
La precisión implacable
respira en tu mirada
y mi silencio se hace recurso
del aposento lumínico de tu verbo,
que me persuade
para alcanzar la clave
de tu principio eterno…
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