Me crece en la boca
la frecuencia impoluta de tu aire,
ungüento incorpóreo
que se expande
en la raíz de mi silencio…
Acrisolas con tu verbo
cada espacio de mi alma
y el suspirar de tu lengua
se bebe de mi piel el suspiro,
que delata la fecunda proposición
de tu mirada…
En tus ojos resbala el pensamiento,
la idea que nombra,
vertiendo su lecho en la línea infatigable
que agiganta mis palabras …
Enjambre de pulsaciones que constata
el fragor incólume de mi aliento…
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