En tu lengua resido;
he nacido de tus ojos,
del abismal reflejo de tu poesía…
El cosmos de tu silencio
me guía y se vuelve de carne,
entrelazándose a mi sombra…
Esparcen
sobre los muros del tiempo
las formas que torturan mi saliva
y resbalo por tus dedos,
como una curva de sonidos perfumados
en la epifanía redentora…
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