Atravieso
el bosque espacial
por el sendero
de las nebulosas
y te embriago de estrellas…
Las copas de tus ojos
repletas de noche,
son un breviario de eternidad
y su confín encantado
me confía
su horizonte de sucesos…
Se escandaliza el silencio
por el brindis de palabras
que pronuncio,
frente al santo atardecer
que cultiva el lecho
para ver emerger
la imprudencia, a la par…
Disfruto
intercambiar
las consistencias sincrónicas;
ensamblar la indecisión
con tu alternativa
y componer la instrumental
que se disponga acabar
en franca poesía…
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