Envuelve la brisa el rito migratorio
que promulga la desnudez,
como instante de gracia…
Un duelo de pétalos suicidas
que, entre vuelos rojos y amarillos,
inunda la estación del alma,
emancipando consigo
toda luz que aguarda expectante
su retorno al inicio…
El paso de los ángeles se hace testigo
del instante que formula la ataraxia
y anticipa la redención…
La dulce inmolación acentúa
la legitimidad del acierto
y preludia el renuevo;
la piedad, en condición de abrigo,
conspira ante lo eterno
y su imperecedero ciclo…
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