Inquiere tu luz
los pasillos de mi noche;
revuelca
su andar fulgente en mi saliva
y a la vez suspira mi alma,
confina mi lengua
al elixir de su cautiverio…
El rocío de tu tacto renueva
la solidez de mis sueños…
Y exhibo
en trazo resuelto,
prendada a tus redes de agua,
los tejidos empapados
de tu indómito silencio…
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