Me deslumbras;
me ahoga tu nítido resplandor,
que expande en mi garganta…
Alborotas mi respiro
e inician su letrado desenfreno
las razones de mi alma…
Vas moldeándote a mi espejo,
a la humedad que fragua en tu figura
el marco extraordinario de la noche…
La forja consolida nuestras voces,
descubriendo los colores de la sombra
y perfilando el acero de mi pluma,
que me retrata alucinada,
como lluvia a cielo abierto
en los terrenos de la locura…
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