Cura el rocío
en los confines de tu lengua;
en la humedad infinita
que cobija el despertar de los sueños…
Convergen los silencios
con el vértigo dulce que inmuniza
los abismos del alma…
Ingrávida
surge la pieza sublime
que consigue estremecer los prismas
de la piel y encallar su Luz
en la amplitud de la senda lírica
de tu espléndida mirada…
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