Tu silencio,
tan inmenso como la noche,
me envuelve el alma…
Me confieso azul crisálida
de las páginas de seda
de tu jardín luminoso…
Me dejo caer en tus ojos
-trance luminoso-
y me desnuda la piel de tu esencia…
Rompo la sombra,
atravieso las estrellas,
mientras escribo en un cometa
¡Soy tu Mariposa!
Arraigada a tu infinito
bebo del néctar sideral,
completando nuestro Libro
con este feliz final…
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