Trago el afán de tu instinto,
ciego dedal que empuja mi aliento
a los pasadizos astrales
en cuyo trance nos envolvemos…
Traspaso el vacío
en la embriaguez de tu silencio,
cuyos ápices componen
nuestros renglones finitos…
Convergencias simétricas
fusionando suspiros…
Tus dedos me brotan
a la velocidad del pensamiento
y cruzan el umbral de las horas
para perderme toda
en la tormenta de tu cuerpo…
El piélago lunar me abre
los espacios indelebles del tiempo…
Y al abrigo inexorable
de todo lo que encuentro,
caes espontáneo sobre mi piel,
generando ingravidez inevitable …
Descifrando el incontrolable
gemido de mi ser…
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