Aterrador

Me petrifica

la fiereza de tu garbo;

la voracidad con que te muestras

ante el mundo

y, capturado

por las garras de la desfachatez,

esa especie de conjuro

que te posee

hace sangrar mi saliva…

Se embravecen mis caudales,

confesando su crecida

sobre las partes seguras del alma

hasta subvertir su estado

y moverme,

otra noche, por tus ojos;

meterme

por las redes cognitivas,

cauta,

selectiva,

para definir la figura de un nuevo rostro

y pronunciarlo,

como luz introspectiva,

que desafía la comprensión…

La voz ardiente del atardecer

se declara seductora del riesgo

que te señala en mi dirección…

Y, sobrevivida,

voy

de lo textual a lo sexual

en un abrir y cerrar de labios,

engatusando el instante

que va a trasladarte, de lleno,

a la transformación

que jamás soñaste…

Fruición Periódico

Me anuda el placer
de sostener tus ansias
con los dedos,
atorada en la fantasía irresistible
que escriben, sobre mí,
toda tus formas…

Me provoca cubrir tu embeleso
con las vueltas profusas
que me recogen
desarmada,
despeinada,
poco sensata…

Granada y deseosa
mi lengua,
de contarle a la tuya,
acerca
de la heredad del cosmos;
de la violencia mágica de sus rayos
que me traen tu esplendor…

Vienes con la noche,
lloviendo cristales preciosos,
mientras las sombras,
despacio, se superponen…

Se mezcla,
boca a boca,
voz con voz;
bajo la cúpula ancestral;
desclavados los extremos
de una existencia
que me transforma
en tu canción preferida…

Y danzan, encima,
las olas de la bitácora de cristal
de un silencio
que se acapara la concordancia,
mientras nos volvemos a entrelazar…

Toma

Me pinta la sutil dedicación
con la que vas,
frotando la cercanía:
masajeando mi piel,
hasta que reluzco…

Aprecio el filo capital
de tu lengua
y cundo,
como enredadera de cristal
por el suelo sorprendente
que comprende la coordinación
entre ambos mundos…

Al combinar las energías
tomo el sendero bifurcado
y siento, en la atmósfera,
un efecto único;
el bar de tu corazón
bajo la bruma
donde, mareados los cuerpos,
chocan en un brindis de sinceridad…

Te quedas
con la transmisión visual
anudada al paso del atardecer
y, propensa a caer
en tu roce,
oscureciéndose la evidencia,
puedo habitar, sin temor,
la fortaleza de tu noche…

Carácter

Sé
que me vuelve abatible
la actitud persuasiva de tu genio;
que cabalgas
el mundo que sueño
y repites
que avanzo y abundo,
en plenitud infinita,
por cada parte de tu cuerpo…

Tu gusto por mi lengua
se nota tanto
que no te basta con mimarla,
apretándola contra la tuya,
sino que, además,
vas dejándome sentir
cuánto pones de ti
para disuadirme de continuar
este delirio…

El fanatismo de difundir
mi apreciación acerca de tus dotes;
el testimonio vivo
que mi luz deslenguada
insiste en vociferar,
tiende a asimilar una caída libre…

Porque en cada trazo de tu poesía
se revela el empuje irreverente
que me conecta,
sin medida,
a los cimientos sensibles de tu alma,
pudiendo exponer que somos
de naturalezas similares…

Hasta los tiempos verbales
se coluden
para hacerle saber a todos
que, para siempre, nos suscribe
la más sagrada de las verdades…

Austro

Te miro
y me encandilas
y cada punto cardinal
me deriva al lugar
donde se acaba el mundo…

Y es que,
dormido,
tejes
mi silencio
y, despierto,
el mismo sueño
que tengo contigo…

Cuando acudo a tu lengua,
siento que no te quejas,
para nada
que soy un oasis,
bebiendo de tu sed;
sabiéndome implacable alusión…

Es tu carne
una fuente carismática,
reverberando su efusión,
frente a mis ojos;
encubriendo la extrañeza
que adopta la forma de la luz
para extender su propósito…

Y, a solas,
sin oponerse,
las siluetas,
adoran su vinculo asertivo,
incendiando la lucidez…

Porque eres tú,
quien abrocha mis noches;
quien arropa mi desnudez;
el que se mete en mi cabeza
y me descose de la realidad;
donde me muestro,
a medias…

El que me ve
alcanzar la totalidad…

Erosiones

 El goteo de tu lengua
interviene en el ciclo
que me conduce,
inevitablemente,
a tus fines soñados…

Intrusa,
se vierte y seduce,
descubriendo el milagro
de quedarme con ella,
mientras tatúo la piel insumisa
que me está mirando…

Las arenas y su orilla
buscan atarme
a tu persecución;
atraerme a tu ser de mar
que viaja, sediento,
de palpar mis formas cambiantes…

Tu calor escarba mi cuerpo
y se abren mis poros
hasta que, perentoria,
la sombra aporta,
poco a poco,
su fin,
haciendo saltar tu imaginación
para no dejarme partir…

Extraordinario

Se contrae la actitud
y, como tela pura, el silencio,
sofistica la atmósfera,
flameando,
para decorar, desde ahora,
el momento de luz
que estamos creando…

Se amoldan y aparean
realidad y ficción
y germina la audacia,
como emblema inmortal,
excitando el ámbito de la fragilidad
que hace de los dos
un solo corazón…

Desde las grafías incendiarias
que remites a mi parpadeos,
acaece la acción
que determina la travesía
que pones a rodar por mis labios
para que tu apetito particular
al sondear, cada suspiro,
me vuelva inmortal bocado…

Acaricias la morfología
que rompe su panorama
para clavarse a las nervaduras del alma
y, ese intercambio de electrones,
se convierte en algo tan real
que hace estallar el clímax
con un solo roce,
en actitud renovada…

Estimulante

Aventajados y asiduos
a trasladar su quietud arrolladora,
los silencios,
una vez les atañe la química
y su lista de efectos secundarios…

No ignoran
el viaje hasta Saturno
que parte de tus labios,
confirmando,
con ello,
lo que, sin hablar,
se concentra en sus anillos,
como un secreto circundante…

Notificarme ante ti,
se vuelve obligación;
la necesidad de impartir
el acomodo,
abrasiva,
sólo por darte a conocer
la excelencia del trayecto
a mi corazón…

Tender a cautivar cada espacio
y su lista de requerimientos,
hasta verlos colapsar,
como núcleo de supernova…

Atenta la neurogénesis
y su envés de arraigo,
disfruta la lectura de tu alma…

Como el revoloteo
entre dos mariposas monarcas,
arremolinando la brisa,
se depuran mis suspiros
en tus ojos…

Y tu desfile por mi boca,
protagoniza el efecto
que, de una, lo cambia todo…

Escapulario II

Apenas rompe la noche
el velo de la tarde,
se amapola el silencio
y el horizonte otea
cómo el desplome al paraíso
se vuelve inevitable…

Con prontitud,
me cambias el mundo
y un ardor doliente,
me lleva,
confiada,
a otra parte…


Donde las sombras vencidas
fluctúan el estupor;
donde el deslumbre
y su agonía excitante
remonta mis plegarias…

Cuando me involucro,
sin pudor,
en el alto impacto de tu manifiesto,
alcanzo el cénit
y no puedo parar de sonreír…

Oh, viciosa de mí,
a ratos me confieso a la deriva
y, de cabeza,
el lio se entromete,
dejando atrás, como el Fénix,
mi versión pasada…

Ardientemente

Temible,
sin decoro,
rompe la noche
la insistencia mía…

Me hace morder la textura
de tu gracia y floto
en el humo de las proporciones
con las que me arropas entera…

Puedo nadar
en la luz de tu dicha,
mientras sus encajes invisibles
se estampan en mi lengua…

Acumulas el roce,
mientras acoge mi linde,
la tortura localizada
y la privacidad,
proclive al arraigo de tus ojos,
dispone un paisaje de luna,
sencillamente perfecto…

La emisión
que se desprende,
rítmica, en los huesos, va
renovando los contornos
de una piel colmada de tu aroma
ilustrado y gentil;
deslumbrando los tejidos mortales
sin restricción alguna…

Los espejos liberan el caos
y crecen
y se doblan
antes
de irse tornando
trampolín al futuro;
portal eterno a la ventura…

Estrategias

Me cercioro de que me miras
y, coqueta,
perfilo la pertinencia
hasta el desbarajuste de la razón…

Incito el contrapunto,
en repetición,
para escandalizar al silencio
y conjurar la guardia del faro,
mientras respira, a sobresaltos,
la mecánica inmersiva
que nos deleita…

Detecto
que me invade la telepatía
y una auténtica distorsión
hace alarde del otro plano…

Me perturba considerarme
tu justa medida,
cuando tu tacto me revela
preciosa,
metálica,
sujeta de tu deseo…

La locura,
va fermentando un festín
entre las pieles delatoras
que procuran
un pacto, entre sí,
sin complejos…

Ponto

Itan las ondas,
revueltas
en su tisana transparente
y tu pose rebelde
las envuelve,
arrastrándome con ellas…

Moverme en tu agitación,
transfiere a mi lengua
el atrevimiento
y me condena a desesperarme
por contarte la hazaña
de perdurar…

Las revoluciones
se proyectan,
propulsando, en vendaval,
todo lo que siento
y, entre luces y mareas,
hago latir la noche en mi alma,
como transición a la zozobra…

Me inclino ante la oscuridad
sin subestimar su abrazo,
dulzura reveladora
que iza mis velas,
sin limitar mi paso
por el balanceo
de los suelos meridionales
que me soterran…

De Tiempos Textuales

Te atraviesas,
indecoroso
y, con naturalidad,
conjugas
tormento y paz;
calor y humedad…

Revisas mi adaptación
al mecanismo de tus ojos
y,
como el aire,
licúas el léxico primordial
para dármelo a beber
con la gracia de trascender,
mientras recaen
en la prudencia del poder oculto,
todas las cosas…

A tiempo completo,
el ímpetu de crear
me va poniendo en la boca,
lo profundo
y,
toda distinción que procuro,
en común;
toda visión y perspectiva,
se incrusta en los conceptos
hasta despeñar
con la sabiduría de la luz…

Nobleza Nuclear

Tienes en la lengua
un cascabel;
una nota inaudita
con la que te encargas
de absorber
e hipnotizar mi alma…

Suscitas el trance
que corrompe la realidad
y, susceptible de enseñarse
tu expansión,
dejas,
tirando de mi sangre,
tu sensibilidad…

Desencadenas,
en fase,
una atracción
que me condena
a entrelazarme
con una razón que ignoro;
a la velocidad luminosa
que repite el patrón,
como un brinco electrónico,
moviendo el mundo;
reacomodándolo;
permutando los instantes
en perenne evolución…

Credo II

Un pequeño atisbo
en la simbología de lo que tocas,
exacerba mi inconsciente
y le convoca,
sin mediar consecuencias,
a tu lado…

Crece
una línea,
que libera el germen de agrado;
una ligera reacción
que propaga su efecto
en todo lo que soy…

Roto,
en el circuito de tus manos,
el deseo,
se entera de que acaba,
derramándose, por completo
sobre la fe que te profeso
y el rumor purpúreo
al que accedo,
fuente creadora de suspiros
hace, de mí,
tu musa de ensueño…

A tu modo,
te enseñas,
nada evasivo,
ni evitativo,
alternando tu foco único
en cada parte de mi cuerpo;
alterando mis pensamientos…

Y es que,
varada en tu hálito divino,
te juro,
resplandezco…

Luz Maestra

Me escapo
hacia tus bordes incidentales,
donde encierras las significancias
que advierten la notoriedad
cuando te llevo a cabo
y no me rehúyes
para nada…

Tu semblante tierno
va sembrando la discordia
en mi mente…

¿Es yugo o fe sincera
lo que,
sin advertencia,
se me abalanza…?

Abrillantas mi piel
con tu delicadeza,
la fundes a mi boca
y mi lengua
aprende el idioma del amor…

Mi vuelo contigo
por el cosmos me estremece
y, obnubilada
por la estética interior
que me convierte los ojos
en acuarelas en desvarío,
no puedo más que alucinar…

La noche es
un faro del alma;
concubina del frenesí,
que me hace sucumbir
al efluvio inmortal de tus dedos…

Se agitan los átomos,
cuerpo contra cuerpo,
flotando en un sendero amplio
por la curva de la oscuridad…

A Coro y sin Reserva

Hacerte bien
es hacerme bien,
permitiendo
la huida,
al límite de la presión;
derretir el horizonte al atardecer
para atribuirnos, respectivos
y despedir el espacio jardinesco
de la noche
por los poros,
situándome a tu lado,
conquistando el vértice colorido
con las similitudes en intercambio…

Desconocer las palabras
que no dicen más
para soltar la voz ardiente del alma
y verla despegar
en un silencio…

Sujetar el tránsito
de un rastreo obsolescente,
sólo por crear el puente
desde el intervalo,
provocando la interacción en potencia…

Conforme tú y yo,
se alinean
los astros,
las luces,
las lenguas,
aguas mariposas
en los torrentes del viento…

Bésame toda la vida
y la otra
y la otra
con histeria desbordante;
con la inocente perversión del verbo…

La muda que me arrastra consigo,
consigue que siga enamorándote
y tú prendido a este juego
que no nos suelta de la sangre…

Adorable Frenesí

Te das
y promueves el hábito
de moverme en tus tonos;
de congregar la piel de lo erógeno,
hasta consagrar
la efusión que liberas,
como pócima infalible
para quedarte con mi aire…

Me pierdo en tus palabras
y hallo las mías,
untadas de ese vuelo
que me lleva
por los espacios indescriptibles
que acostumbras…

Libre de atuendos,
descalza,
levitante,
danzo en las alturas,
dibujo un arrebol
y lo hago dialogar
con los jardines flotantes del silencio,
convirtiéndote
en sus colores y aromas;
en libélulas y mariposas,
reinando la quietud
que brota
delante de la luz imaginaria,
mientras me estremezco,
ante tanta plenitud…

Emisiones Intrépidas

Si guardar la proporción,
juega un papel fundamental
en la revelación de tu impronta,
te sales con la tuya…

Posees el don
de encantar al despropósito;
y conmover hasta mi sombra,
colocándome a tu altura…

Me proporcionas
la química;
la pirotecnia
y todos los factores
que suscitan
lo que me atrae a tu vera…

Sigues, luego,
con la mística del cosmos,
dominando lo inaudito
del espacio-tiempo,
haciendo
saltar los plomos;
crepitar los prismas eléctricos
y, chispeante,
consolidar los colores
en un escenario que encandila…

Se instala, en tu lengua,
la maravilla
y no se suprimen las palabras,
cuando me recolectas
y reconectas mi alma
a todos tus manantiales…

Y es tan fácil,
no zafar de tu condena;
caer en tus delicias terrenales…

Requerida II

Regateo las intenciones
que generas,
cuando me miras
y su forma de aplicarlas,
para ocurrir con la ocurrencia
de la opción más llamativa;
de padecer tu estigma
hasta residir en la manera indómita
con la que me rodeas…

Te luces al purpurar,
mientras se posan,
sobre mi lengua,
tus palabras
y se acelera mi alma,
porque el dulzor que nada en el aire,
me imagina,
procesando el temblor;
optimizando el flujo del candor
que deambula en el desquicio
que originas…

Los arqueos consecutivos
se adhieren a la constancia
con la que siento caber
la conquista de tu intersección
y, la atadura magistral,
sondeando el desenfreno,
en su fase preliminar,
se asegura dejarme cautiva…

Lo creas o no,
continúas aquí
en el umbral de mi boca
desde el mismo momento
en que te cruzas
con mis cosquillas…

En ese morir incesante
que deshoja el dilema de la piel
y otorga la pausa oportuna
para amarte una y otra vez…

Cubo Psicodélico

Tus apuntes mentales
se evaporan,
cuando intercepto tu ideal
y te desprendo de la seguridad del control,
recetándote cápsulas de sabiduría
que te colocan
ante una distorsión chamánica…

Se muestra, perceptiva, tu lengua
y, envueltos
en la luz dinámica del cosmos
y tras sus efectos,
enloquecidos,
se derriten los átomos,
porque sus escuadras colosales
derrotan lo inaudito;
logran dar con la nueva forma
de abocarnos a la empresa
de soltar eso que agota la premisa
y conquistar la imposibilidad de volver atrás,
dejándose ir, sin expectativas;
concentrándose en el ímpetu proverbial
que contrasta con la cobardía…

El espacio se torna dramático
y me arrojo contra tu porfía
que cuela la niebla
a través de tu nariz,
mientras me respiras por los labios
y llenas de colores
los lugares poéticos que llegan
hasta mí, cada noche,
lloviendo escarchas metalizadas
por los espasmos
que te indican,
con señas, ir por buen camino…

Formando olas que revuelcan,
completa,
la índole de la advertencia
para dejan caer bajo tu disyuntiva
toda certeza que,
por saberse perfecta,
no suprimo…

Justiciera

Coordinas tu entrada
en mi cabeza
y me cuesta
no intervenir
y hacerte venir;
sacarte de la gravedad
para que acabes,
saltando a la sima de mis ganas…

Me abruma advertir
que resulto
intermediaria de la lógica;
crucial magulladura
que se expone a tu boca
para descifrar la templanza insomne
que vive,
lloviendo perlas de espuma;
extasiada,
en las orillas que me invisten
de tu noche…

A los ojos de la luna
el iris del océano
se reconoce en mis retinas
y la sabiduría ignota
brota de la luz de mi alma,
trenzando los silencios…

Mínima e inmensa,
me retratas,
como un símbolo de poder
que frecuenta tu cuerpo
y te mima
y te atrapa…

Ador

Cae la noche,
gotea,
se deposita sobre mi lengua
y presumo
de la elegancia aterradora
que me concede el giro
con el cual me quitas
el anonimato…

La intimidad se muestra,
como un vitral profano
por donde te dejas deslizar
para avanzar, directamente,
hacia esa fuente de luz,
tan seductora,
con la que premias mi estadía
en tus estancias umbrías,
cauterizando la distancia
y su sinsabor…

Eres palabra y latitud
y me surtes
de una profunda reflexión
que valoro con creces…

La manía de tus ojos
es un manto acústico
que me envuelve
y se sonríen las sombras
al guardarse en ellas,
generando una flor naciente,
llena de claridad…

Te pongo en el aroma
que ampara la visión terrenal,
donde me lanzas tus excesos;
donde tu piel es
folio y tintero,
decidido a agotar mis letras…

Porque me clavas tu ley,
con la que me obligo
a empapar tus vacíos
y no hay más inocencia,
tan sólo tu crimen y el mío…

Singular

Por más simple que parezca,
tu lengua resalta
entre todos los colores…

Su sin par coherencia
me vibra encima,
puedo verla convertirse
en extensiones
de tu lírica aplastante…

Hay algo de místico
en las tonalidades
que agitan tus pulsiones
y que libran el aullido de mi alma…

Puedo sentirla,
como una llamarada,
cuyo toque antojadizo
me concatena
hasta demoler el pleito conmigo misma…

Interviene, sofisticado,
bien pensado,
el arco del deslumbramiento,
hasta que acierta en mi pecho…

Y es tu piel de aguas bravías,
anudada a lo que miro,
lo que va a rendirme a tu pies
para ser
causado el sueño dormido…

Lo encauzo por latitudes
que, evidentemente,
descuidan su lecho,
manifestándose, así,
el pacto con otras dimensiones;
espuma de silencios danzantes
remolino lácteo…

Con la nobleza en la sangre
y encima embriagada
ante tal fulminación,
yo sólo te canto…

Dulzor Villano

Pules mi oscuridad
cuando eliges
resbalar mi aire;
corresponder, exorbitante,
a esta forma
de adorar lo que eres
y enloquecer por ello…

De abuenar los aspectos
para que, ambos,
saquemos cuentas alegres
de este desastre natural
y su paso por los cuerpos…

Se ofrece la oportunidad
irrestricta
de aplacar los vientos marginales,
de arrancarlos,
cual veloz locomotora
y, coronados de vapor,
seducidos los extremos
por la ternura, borboteando,
empapar las lenguas
de silencios corrompidos…

Tiendo
a compensar con simpatía
lo que augura la extensión del vínculo;
acumular
bajo el péndulo
el dictamen del cálculo brillante;
ultimar el pregón de tus aguas
para que una cosecha de pasión
se nos quede en la carne…